15 febrero 2011

HISTORIA DE LA ESCALADA EN ROCA (1940-1950)

Gaston Rebuffat



El estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, provoca un parón casi absoluto en las actividades alpinas y de escalada. Su prolongación hasta mediada la década, y sus inevitables secuelas durante los años sucesivos, provocan un cambio y una ruptura en las tendencias existentes hasta la fecha.



En resumen, estas serían los hechos más destacables entorno a 1940, en los límites activos de este período:




En el macizo de la Brenta, Nino Oppio inscribe un espectacular y difícil trazado de 1000m de recorrido, en la hoja izquierda del gran diedro de la vía Armani-Fredizzi del Croz dell´Altíssimo. 84 horas en pared y 3 vivacs.


La cordada Esposito-Butta abre una ruta en la cara norte del Sassolungo (Langkofel), también de 1000m y con pasajes de VI grado. Con dos vivacs.




La cara norte del Sassolungo









* Muere Emilio Comici en la escuela de Val Gardena, a causa de un fallo en un rapel.





Ratti y Vitali, animados por su mentor Gervasutti, trazan una vía directa en la cara oeste de la Noire de Peutery.







El trazado de la Ratti-Vitali








Ratti y Vitali



El Mont Blanc ve surgir su primera gran vía de roca: el Pilone de Destra. En una de sus vertientes más salvajes, el Freney. Su autor, Guido Gervasutti, se consagra como autentico padre del alpinismo moderno.






El Pilar central del Frenay visto desde el Pilon de Destra






Gervasutti



En 1941 se produce un gran logro para la técnica artificial de escalada, al ser superado el mayor desplome hasta la fecha. Su autor es un joven Georges Livanos, y con ochenta pitones surca los 65 metros de desarrollo de la "Paroi Jaune".






Georges Livanos




Otro de los hechos mas destacables, aun sin terminar la guerra, fue la actividad de la cordada Weiss/Mosern en el Fleischbank, en el paño existente entre la vía Rossi y la Dulfer. La importancia reside en que es la primera vez que se utiliza un nuevo invento para doblegar la pared: el buril. La controversia surge nuevamente.

Como respuesta a la crisis económica, la montaña vuelve a ofrecer una vía de escape a la monótona y mediocre vida en las ciudades. Surge un deseo de realización personal a través del "hecho", el "logro", sin perderse en divagaciones éticas. Los valores tradicionales de la escalada sufren un fuerte varapalo, y se incrementan notablemente el número de vías de escalada artificial.



El Fleischbank





En la Tofana di Rozes, Ettore Constantini y Renato Apollonio abren el Pilastro di Rozes, de 500m de desnivel y un trazado y roca excelentes. Con un par de buenos techos y el famoso pasaje de la "schiena di mulo".




El Pilastro di Rozes





Pero al margen de las nuevas tendencias, un viejo roquero tirolés superviviente de la guerra sigue muy activo: Mathias Retibsch, profesor de Ciencias Humanas en la universidad de Innsbruck. Su lista de aperturas de vías de sexto grado se hace casi innumerable, en macizos secundarios como el Kalkogel, Rofan, o en el Wilder Kaiser y el Karwendel. Y en este último es en el que cabría destacar su ruta al Lalidererspitze, la "Gerade Norwand", digna continuadora del trazado de Auckenthaler, de gran belleza.




Mathias Rebitsch




Quizá el gran beneficiado de este momento es el alpinismo francés, sin dudad fruto de su optimismo al haber vencido en la guerra en el bando aliado. Surgen en este momento figuras y nombres como los celebres Rebuffat, Lachenal, Terray, Frendo, Couzy o Schatz.




Gaston Rebuffat





En Chamonix comienza a soñarse con la cara oeste del Petit Dru, la mayor tapia de roca existente en todo el mazizo. Entre los pretendientes sin exito: Georges Livanos y Robert Gabriel, Couzy y Schatz, y el propio Gaston Rebuffat....todos ellos lo intentan. La empresa es exigente como nunca.






































































































































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